Tras una noche de fuego y ron, la tripulación tiene una mañana tranquila y resacosa. He aprovechado la tranquilidad para hacer una prueba que el comandante me pidió hace unos días. Como no podía ser de otra manera, el comandante nos pide un imposible y, aunque nos hemos aproximado bastante, el experimento ha fallado.
Tengo a un marinero en la bodega haciendo inventario de los botines. Ya falta poco para el día del reparto y hay que tener las cuentas claras.
Diario de a bordo, 24 de junio de 2008
Diario de a bordo, 24 de junio de 2008
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