Esta clara mañana de junio, el Walrus levó anclas rumbo a lo desconocido. Pasarán meses hasta que vuelva a ver este amanecer.
La tripulación no está contenta aunque hoy todavía no han dado muestras de su descontento. Les he dicho que la reina les dará doscientas guineas a cada uno a final de mes y otras doscientas a repartir entre los seis meses que quedan hasta final de año. No forma parte del reparto del botín, pero a la tripulación lo que les importa es el oro y no la forma de conseguirlo. Hoy les he dado orden de quitar cualquier señal que nos pueda identificar y hemos izado con gallardía la Jolly Roger. Tuvimos suerte de encontrar un buque mercante al que asaltamos y hundimos. Los ecos de los cañonazos aún retumban en mis oídos y me llenan de placer.
El contramaestre se lastimó un brazo ayer al amarrar una eslinga. Por la noche, el ron le ayudó a calmar el dolor pero esta mañana le seguía doliendo. Lo he mandado a visitar al cirujano de a bordo y todavía no ha vuelto.
El piloto me ha mostrado una pequeña vía de agua en la popa y el calafate se está dedicando a repararla.
Del almirante no sé nada y mejor que así sea. El comandante está tranquilo recluído en su camarote.
Diario de a bordo, 18 de junio de 2008
3 comentarios:
¿Y esto?
:))
¿Te hiciste a la mar?
Nooo. Es una metáfora ;-)
O, más bien, mi vida novelada XD
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